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sábado, 27 de diciembre de 2014

NO SÓLO GANARON UN DERBY

Momento en el que Diego Costa dispara a puerta para sentenciar el partido con un 2-0
Coincidieron en el Boxing Day, el regalo de Navidad de la extrema dosis de fútbol, el líder de la Premier League y el equipo revelación. El Chelsea y el West Ham United. Coincidía también que era un derby de Londres. Un barrio al Este del Támesis con modestas casitas sin excentricidades frente a la exclusiva zona de Kensington, al Oeste. Todos los datos apuntaban a que los decisivos 3 puntos invernales se los llevaría el equipo del Sur de Kensington. José Mourinho no había perdido jamás contra el West Ham y la última vez que los hammers ganaron en Stamford Bridge, estadio donde se disputaba el partido, fue en 2002. Las estadísticas y antecedentes en realidad no significan nada, pero su forma de encaminar el encuentro fue acertada. Quizás fue uno de los partidos que más he disfrutado viendo. Pero, sin duda, fue el mejor partido del Chelsea en lo que llevamos de temporada.  

Esquemas iniciales
José Mourinho, siempre que ha terminado diciembre como líder, ha ganado la liga disputada tanto en Porto, como en Milán, Madrid y Londres. Por ello es esencial ser el campeón de invierno. Razón de peso para engalanar el 11 inicial poniendo a cada estrella en su demarcación. Lo que viene a ser el 11 habitual. La duda estaba en si iba a poder o no contar con Eden Hazard, que terminó el magnífico partido del Chelsea previo a este -contra el Stoke City- con molestias en el tobillo. Pero pudo contar con el Belga para poner toda la carne en el asador pese a jugar otro partido dos días más tarde. Alejarse del Manchester City en la tabla era vital.

Allardyce, creador de este revelador West Ham, llegaba al partido a afianzar la tremenda forma en la que se encontraba su equipo. No obstante, el hecho de que Allardyce, de 21 partidos, sólo haya ganado 2 frente al Chelsea pesaba. Chelsea que aparentemente ahora es invencible, por lo menos en su estadio. Por ello, ante la amenaza rival, dejó en el banquillo a Song y Sakho. Un talismán a la hora de tener la posesión y un explosivo delantero. De esta manera asimilaba que iba a ser asediado y preparaba a sus hombres para ser un equipo fuerte y metió músculo en el centro del campo con Kouyaté, Noble y Nolan. Formó el habitual 4-3-1-2 que potencia la técnica de Downing en la media punta. Calidad que ni se presentó en Stamford Bridge. Este 4-3-1-2 cambio a 4-5-1 en defensa y a 4-3-3 en ataque con Downing y Valencia en las bandas. 

El West Ham ejecutó un muy buen planteamiento defensivo ante este Chelsea que ataca a los espacios. Con Downing en banda derecha y Enner Valencia en la izquierda formaba un 4-5-1 como el de la imagen cuando no tenían el balón. De esta manera el trivote Kouyaté-Noble-Nolan se encargaba directamente del doble pivote blue Matic-Fàbregas y Oscar y, además, ocupaban las bandas, lo cual era muy importante debido a la influencia de Hazard y los laterales Ivanovic y Azpilicueta en el juego. La clave de su planteamiento defensivo fue mantener las líneas muy juntas dejando pocos espacios y trabando el partido al Chelsea. Además llevaban a cabo una leve presión y repliegue rápido que daban equilibro defensivo. 

4-5-1 en defensa del West Ham
Ante el plantel defensivo del West Ham, el Chelsea dio la sensación de estar jugando a balonmano: cambiando recurrentemente la banda en la que jugar en busca de espacios. Estos obstáculos potenciaron al Chelsea en busca de alternativas. El compacto 4-5-1 hammer obligó al Chelsea a dar su mejor cara usando todos sus recursos en un demostración de versatilidad para combatir adversidades. Además de los desmarques de Costa, que creaban huecos que él mismo u Oscar llegando desde la media punta aprovechaban, vimos muchas cosas. Disparos desde fuera del área de Matic o Cesc. También tiraron del talento de Hazard, que se internaba en el área y buscaba siempre la pared tocando al primer toque con Costa. El resultado de esta última alternativa fue fantástico. Primeros toques, desplazamientos abundantes y rápidos de balón, paredes y detalles técnicos. Esto alegraba la vista y, sobretodo el primer toque y la velocidad en el desplazamiento de balón, burlaba la presión del hueco creando huecos por dentro.

Hubo un último recurso que llevó acabó el Chelsea y que fue clave para otorgarle la autoridad del partido y estimular la conexión de Hazard con Costa y Oscar que disfrutaron los hinchas blues, los neutrales y, me atrevería a decir que, algunos hammers.  Fue recurrir al balón parado, a la estrategia. Antes de abrir la lata, el compacto 4-5-1 hammer surtía efecto. Con una jugada de estrategia llegó el 1-0 necesario que conllevó al asedio máximo blue. La jugada del gol fue un córner al primer palo, peinado hacia el segundo palo donde remató John Terry. La misma jugada la repitieron en el minuto 67 de juego. Entonces el rematador era Matic y el portero ex-bético, Adrián, estaba mejor colocado y evitó el gol.
La jugada de estrategia del Chelsea. A la izquierda el 1-0 en el min 31' y a la derecha en el min 67'. 
Durante el asedio del Chelsea al West Ham, cuando los de Allardyce tenían el balón su juego en corto eran escaso. Su centro del campo estaba preparado para trabajar defensivamente y no creativamente por lo que la solución eran contragolpes directos o balones en largo. Los contragolpes, además de que fueron escasos, fueron infructuosos. A quien hay que atribuirle el mérito de esto es a Nemanja Matic, protagonista de un partido excelso en robo, intercepciones, anticipaciones y, como aliciente, incorporaciones al ataque. En la otra vertiente del juego con balón  no ubo nada de juego en corto ni por dentro. Nada. mucha culpa de esto la tuvo la presión que hacía Diego Costa, cuya agresividad sin balón es notoria. Adrián San Miguel sacaba de puerta y buscaba a la referencia de todo el West Ham. Para eso estaba allí. Buscaba al robusto y corpulento Andy Carroll que, tras recibir el saque de portería, peinaría el balón para prolongar la jugada. A eso jugaron, a las segundas jugadas hacia la explosividad de Enner Valencia y la técnica de Downing. Pero ni los cabezazos de Carroll funcionaban pues Terry y Cahill, aunque pierden en la batalla física contra el hammer, se anticiparon inteligentmente a estos movimientos. Un último recurso usado por el West Ham con balón fueron las bandas. Sin embargo, también era inviable. Se encontraron con las ayudas defensivas de Oscar y Willian. 

Algo muy repetido en el partido: las segundas jugadas del West Ham. 
Esquemas finales
La cumbre del juego del Chelsea con balón fue a partir del 1-0 y hasta la reacción de Allardyce encendiendo sus suplentes en la segunda parte. Dominaron durante absolutamente todo el partido, pero hubo unos momentos para el West Ham. Apenas hubo cambios en lo que a las tácticas se refieren en la segunda parte, excepto en dos aspectos relacionados con el West Ham: defendieron peor y el 4-3-3 se hizo permanente con Song y Sakho. Allardyce vio como su recurso de las segundas jugadas con Carroll como prolongador no funcionaba. Vio como se veía superado en esos duelos aéreos y lo sustituyó por Sakho, delantero de parecidas cualidades a Valencia, el cual acabó como falso 9. Ambos venían muy bien para salir a la contra. También quitó a Noble, que venía al partido después de una lesión, por Song. Este, el ex del Barcelona daba la opción de tener el balón y pausar el juego. Tras eso sustituiría calidad técnica por calidad técnica. Un desaparecido Downing por Amalfitano, que hizo mucho más en los pocos minutos que tuvo que todo el West Ham junto, exceptuando a Adrián y sus paradas.  

Mourinho hizo los cambios en el minuto 80. Cuando su equipo disfruta del partido, tiende a demorar los cambios. De hecho, no eran necesarios. Pero si hizo un ajuste defensivo para afianzar el 2-0 tras meter a Mikel haciendo así un doble pivote más defensivo. Ramires iba a trabajar lo mismo en defensa que Willian y a recorrer la banda y Drogba en los últimos minutos pudo desmarcarse y hacer huecos a sus compañeros. 

En la segunda parte, ni los laterales ni Noble y Nolan ponían tanto ímpetu en cerrar las líneas del 4-5-1 y achicar espacios. El repliegue era más lento. Lo notaban en la grada con la fantasía de Hazard por dentro recurriendo a las tácticas de la primera parte para romper la defensa hammer. Juntarse por dentro, tocar en corto, rápido -al primer toque a poder ser- y moverse. Como una orquesta funcionaba aquello pero no se veía reflejado en el marcador. 28 fueron los disparos totales del Chelsea y 7 de ellos fueron a las manos de Adrián. En la primera parte hablábamos de presión y repliegue rápido. En la imagen podemos observar una jugada de la segunda parte en la que el West Ham presiona arriba, Fàbregas sale con el balón jugado y el West Ham ni reacciona ni repliega. Como consecuencia se ven en la imagen inferior los huecos a aprovechar por Hazard e Ivanovic. La jugada terminó en, sí, una gran parada de Adrián. 

West Ham ya no repliega bien

El 2-0 que cerraría el partido llegaría tras un robo -otro más- de Matic que aprovecharía Hazard para asistir al que tanto buscó el gol durante el partido, Diego Costa. El hispano-brasileño recortó dejando atrás a 3 defensores del West Ham, algo exquisito, y chutó raso al palo largo. El marcador final se quedó corto para el registro de juego demostrado aquel medio día en el Bridge. Leí hace meses que el Real Madrid puede tener la mejor transición de defensa a ataque, el Leverkusen de ataque a defensa y el Bayern el mejor juego en corto pero que sólo hay uno que combine perfectamente estas facetas del juego. El Chelsea. Por eso no sólo ganaron un derby, ganaron la autoridad y la seriedad para ser capaz de alcanzar sus ambiciosos objetivos tras un partido que da crédito a una temporada sin autocares. Teniendo en cuenta que tendrán esa criticada alternativa defensiva disponible pero ahora llevando a cabo los recursos con los que cuentan y dejando al autobús aparcado en el garaje de Stamford Bridge acumulando polvo en sus ventanas. 

lunes, 22 de diciembre de 2014

BATALLA EN EL ANFITEATRO

Destro pugna un balón con los defensores del Milan Bonera y Mèxes
"Panem et Circenses". Los gobernantes de la antigua Roma decían esta frase (pan y circo) porque es lo que daban al pueblo a cambio de su obediencia y confianza. El actual estadio de la Roma, el Olímpico, se ha visto traslado numerosas veces hacia estos tiempos milenarios y transformado en un escenario completamente diferente. En ocasiones, en el circo del espectáculo u, otras veces, en el anfiteatro de la sangre, como ha sido el caso del partido con el que despedían el año 2014, el Roma-Milan que acabó en 0-0. 

Esquemas iniciales
El conjunto local de Rudi García llegaba a la cita con intención de ganar para alejarse lo mínimo de su competidor y líder la de Serie A, la Juventus. Por ello alineaban en 4-3-3 que, con Keita, Nainggolan y Florenzi (este último en lugar de jugadores más ofensivos como Ljajic o Destro), ofrecía las posibilidades de tener el balón frente a un equipo con dificultades con él en los pies. Tener el balón y, a la vez, atacar los espacios con Totti retrasándose sin fijar los centrales y Gervinho desmarcándose. 

Filippo Inzaghi alineó el mismo once con el que jugó el mejor partido de la temporada. Este fue precisamente el partido contra el Napoli y antecedente al encuentro contra la Roma. Es por ello que llegaron al Olímpico con confianza apoyándose en la hazaña de la semana anterior contra el equipo Napolitano. Hubo un mínimo cambio. Fue la ausencia de Rami por lesión que provocó la titularidad del colombiano Zapata. Pasando por alto este cambio, todo igual. El tridente del japonés, el francés y el italiano; el trivote del tipo duro, el chico joven y el tan necesario capitán y en la portería, el portero que salvaguarda la débil defensa que cada día se fortalece.


Los rossoneri no saben jugar en corto. Tiene el hándicap de tener unos centrales como Mèxes y Zapata y un medio posicional como De Jong con carencias en la distribución del balón. Por ello, pese a las ayudas de Bonaventura y Montolivo, el Milan siempre tiende a sacar el balón jugado por el lateral, creando así un juego en corto más bien previsible. Contra la Roma no fue menos ya que, aprovechando estas dificultades, obstaculizaban aún más la salida de balón del Milan cortando las líneas de pase y encimando a los posibles receptores. Con este panorama, el Pippo tomó dos alternativas: entregarles el balón y el juego tras el robo. 

La Roma corta las líneas de pase del Milan y encima a los posibles receptores
No saben iniciar una jugaba desde cero si no es mediante un desplazamiento en largo a no ser que la jugada comience en un robo de balón. En los primeros compases de la primera parte la presión no era excesivamente alta y se limitaban a esperar en medio campo para robar el balón y salir al contragolpe desde el repliegue. Entonces el Milan formaba un 4-5-1 en defensa, el cual sirvió para inhabilitar el juego por dentro de la Roma y obligarlos a atacar mediante centros. 

Tras el cuarto de hora en el que el Milan replegaba y esperaba en 4-5-1 y la Roma atacaba incesante e ineficazmente, Inzaghi cambió el chip y subió las líneas de presión llevando a cabo la segunda alternativa del robo de balón. Los extremos, Honda y Bonaventura: presionaban a los centrales, Manolas y Mapou; y el delantero, Menez; al centro campista defensivo, De Rossi, que se mantenía cerca de los centrales para que fluyese el juego en corto. La intención de esta presión era, al interrumpir la conexión entre los centrales con el medio campo, provocar el pase al portero. Por lo tanto, en la progresión de la presión de Menez, acabaría presionando al portero.

Presión del Milan

La final presión al portero Giallorossi, De Sanctis, sacaría a la Roma de su zona  de confort del juego en corto y llevarlo al campo del Milan donde, con un balón en largo, el balón se sortearía en un remate con 50% de posibilidades de éxito. Curiosamente, el Milan solamente llevaba a la Roma hacia otra manera de robarles el balón: los duelos aéreos, de los cuales el Milan ganó el 75% de ellos, mientras la Roma el 25% restante. 

Comparativa de los duelos aéreos entre Roma y Milan (vía: http://serie-a.squawka.com/)
Tras robar el balón, el Milan pasaría a la fase de la transición de defensa al ataque en la que se vería las caras directamente con Danielle De Rossi, el responsable de que ningún contragolpe del Milan terminase en gol. En las contras, Menez caía a los lados con clara preferencia por el izquierdo como sale en la imagen. Con ese movimiento, el francés atraía a los defensores de la Roma creando un hueco al que atacarían los extremos, Bonaventura y Honda; y un centro campista llegador como Poli. La trascendencia de De Rossi se debe a su rol que siempre cumple: asegurarse de que la Roma no se parta en dos y tapar el hueco al que esta vez atacarían Bonaventura, Honda y Poli. Además, la Roma trató de finalizar todas sus jugadas para evitar que el Milan los pillase sin replegar.

Contragolpes del Milan

Esquemas finales
En definitva, la Roma tenía el balón. Asediaban al Milan a la espera de robar el balón pero, todavía, sin asediar en demasía ni haciendo sangre. Sin embargo, la sangre acabaría derramada en el anfiteatro por lo que sudó el Milan por no recibir gol en la segunda mitad del partido. Al ver la Roma impotente como su juego se veía obligado a caer a la banda y a los centros y, en consecuencia, sus intentos de sumar un gol al marcador fracasaban, decidieron tirar la casa por la ventana. Rudi García dio entrada Destro y Ljajic, terminando con 4 delanteros en el XI. Necesitaban esos 3 puntos. El Milan se enfrentaba a la cazería de la Roma de la cual sólo querían salir vivos. Sin embargo, un imprevisto hizo que el Pippo debiera maximizar el fútbol contragolpeador. El lateral rossoneri Pablo Armero fue expulsado por una mano clara dejando al Milan con 10 hombres. Estos 45 minutos el Milan debía ser más vertical que nunca en ataque porque no iba a tener muchas oportunidades para hacer otra cosa que no fuese defender.



La Roma funciona correctamente antes de la expulsión de Armero, el lateral del Milan. La defensa de los de Inzaghi estaba suficientemente adelantada como para disfrutar de los desmarques de Gervinho atacando el espacio o llegando hasta línea de fondo para centrar. Inclusive, funcionaban los disparos lejanos de Nainggolan pero todo era pólvora mojada. De Jong, Montolivo y Poli anulaban el último pase de la Roma haciendo inexistente su media punta. Lo poco que los de Rudi García disparaban a puerta iba a las manos de Diego López, quien protagonizó un partido genial. Sí, uno más. 

Rudi García tenía calentando en la banda a Kevin Strootman, Destro y Ljajic. Un centro campista ofensivo o dos delanteros. Con estas opciones, el técnico francés debía elegir entre el balón o, directamente, la ofensiva. En su necesidad de gol para conseguir los 3 puntos, su mirada fue hacia los delanteros. Este planteamiento ofensivo sumado a la expulsión de Armero no fue más que unos contraproducentes y desafortunados hechos. En la imagen inferior podemos observar un mapa de calor de la Roma durante el partido, que muestra la poca presencia de la Roma en el área rival. Sí, 4 delanteros, no fueron la solución. El juego siguió cayendo a la banda porque la media punta de la Roma seguía ausente. En esta guerra de centros al área, 33 en total, 29 de ellos fueron errados. Quizás Kevin Strootman habría conseguido dar el último pase otorgando así el protagonismo necesario a la media punta. 

Mapa de calor de la Roma del partido. (Vía: http://serie-a.squawka.com/)
Sangre, sudor y lágrimas. Este es otro aspecto importante. Es lo que le costó al Milan sacar un punto de este asedio constante y con un hombre menos. Su aplicación en defensa fue admirable pero su juego en ataque, más bien nulo. Esto queda reflejado en los 3 hombres de refuerzo a los que dio entrada Inzaghi: Alex, Muntari y El Shaarawy. Entre estos 3 jugadores sólo pasaron 3 veces el balón y un pase fue fallado. Apenas tocaron el balón. Se limitaron replegar, defender y despejar. Este fue el efecto que la expulsión de Armero tuvo sobre el Milan: bajar notablemente las líneas de presión y repliegue. La manera en la que el Milan se cerró cortó las alas de Gervinho, que ya no tenía metros a los que atacar. Por lo que intentó atacar por dentro y se encontró con Diego López. 

jueves, 18 de diciembre de 2014

EL CHELSEA SIGUE SU FILOSOFÍA PARA DAR OTRO PASO EN LA COPA

Eden Hazard celebrando el 0-1
El fuerte grupo de José Mourinho sigue avanzando esta temporada. Al liderato en Premier League deben sumar el pase a la semifinal de la Copa Capital One tras vencer a uno de los mejores equipos de la Championship, el Derby County, por 1-3. Los goles marcados en las porterías del iPro Stadium fueron obra de un espectacular Eden Hazard, de Filipe Luis y de Schürrle como sentencia. Por parte de los Rams, pudieron representar en el marcador, con el gol de honor de Bryson, que no fueron sumisos ante la locomotora del de Setúbal. 

Esquemas iniciales
Los locales  presentaron una formación 4-3-3 en la que Steve McClaren alineó a Grant en la portería, Forsyth y Christie en los laterales y el duro Buxton y el capitán Keogh como centrales. En el centro del campo el medio centro posicional fue el español Omar Mascarell, cedido del Real Madrid. A este lo acompañaban Bryson y el orgullo de Derby de 19 años, Will Hughes. En las bandas Dawkins y Johnny Russell. El ariete referencia, el 9 Martin. 

José Mourinho alineó un 4-2-3-1 en el que dio descanso a varios de sus jugadores clave. Cech en portería en lugar de Courtois. En la defensa, Zouma sustituía a Gary Cahill y completaba el dúo de centrales junto al capitán John Terry. En los laterales, Azpilicueta y Filipe Luis. Doble pivote defensivo compuesto por Mikel y Matic. En la media punta, Fàbregas combinando con el doble pivote y legando al área rival. Banda derecha para Schürrle e izquierda para Hazard. En punta, la leyenda Didier Drogba en lugar de Diego Costa.




PRIMERA PARTE

En la primera parte del partido, el balón fue de los blues. El Chelsea tuvo un índice de alrededor de 60% de posesión sobre el 30% del Derby. Disfrutaron del juego con Fàbregas en el rol de la distribución, Hazard de tocar y moverse por dentro, Schürrle de tocar y desmarcarse hacia el área, al igual que Drogba. Ambos Hazard y Schürrle jugaban por dentro dejando las bandas para Filipe Luis y Azpilicueta. En concreto, el lateral brasileño tuvo una gran actuación ya que no sólo subía, sino que se involucraba en el juego, encaraba e incluso disparaba. Por parte de los Rams, la rapidez al corte de Mascarell y las ayudas defensivas de Hughes y Rusell evitaron el bulto en el marcador.


Sin balón, el Chelsea mantuvo altas la líneas de presión. Cuando el Derby tenía el balón llevaban a cabo una elaboración del juego en corto con un movimiento muy rápido del balón. Procuraban hacer uno o dos toques. Esta rápida conexión de pases, junto a las triangulaciones en las bandas y paredes, facilitaron la ruptura de la presión del Chelsea. Sin embargo, el juego en corto en la zona de la media punta era inviable por lo que la penetración al área por dentro era difícil. Esto fue causado por el rocoso doble pivote del conjunto de Londres formado por Mikel y Nemanja Matic. Al ver que la pelota era intransitable en la media punta, buscaban las bandas y la zona del 10 estaba vacía. Entonces las jugadas acababan en centros, de los cuales la mayoría iban desviados.
Presión del Chelsea

La previamente mencionada presión del Chelsea sin balón fue trascendental para abrir el marcador. Durante la primera parte fue habitual verla. En la imagen podemos pareciar la presión previa al 0-1. Hazard y Drobga presionan a Keogh en salida de balón del Derby. Hazard intercepta el pase de Keogh a Christie y, aprovechando la situación del Derby, que está desplegado para elaborar una jugada, marca gol demostrando que un mínimo error te deja merced del Duque belga. 


SEGUNDA PARTE

Esquemas finales


Tras el descanso, McClaren decidió retar al doble pivote Mikel-Matic y apostó por atacar por dentro con su estrella Will Hughes como líder de la iniciativa. El Derby County atacaba con los mismos toques rápidos de balón creyendo en la remontada. La respuesta del Chelsea fue echar el cierre y progresivamente cambiar el 4-2-3-1 a un 4-3-3 más defensivo en lo que Fàbregas retrasaba su posición. Esta vez Hughes y Brysons en creación se enfrentaban a Mikel y Matic, que pusieron más énfasis en la defensa de la zona del 10, y a las constantes ayudas defensivas del de Arenys de Mar. De esta manera, con Hughes y Brysons por dentro, llegó el gol del Derby. Además, Mourinho dio entrada a Loïc Remy para añadir más verticalidad en el contragolpe en caso de robo de balón.



La clara expulsión de Buxton en el 78' por un agarrón a Remy y la sentencia de Schürrle dieron por acabado el partido. La lluvia empapó al Chelsea para endulzar una victoria que estuvo cuesta arriba cuando todo el iPro Stadium empujó a su equipo a empatar el partido. El Derby County perdió mirando directamente a los ojos a su verdugo, que se mantuvo fiel a su criticada pero más que productiva filosofía. 


sábado, 13 de diciembre de 2014

LA ÚLTIMA TRICOLOR


Corría el año 1980 cuando los colores negro, rojo y blanco tomaron un significado diferente al ser juntados. Los Menudos de Morumbi pintaron Sao Paulo con los tres colores predilectos que pondrían nombre a la exitosa Década Tricolor. Una década de júbilo, condecoración y, sobretodo, mucho fútbol protagonizado por Silas, Müller, Careca, Oscar, Dario Pereyra y compañía. La época que impulsó a uno de los mejores clubes de Brasil coincidió con el nacimiento de su hijo pródigo, Ricardo Izecson Dos Santos Leite, “Kaká”.

El chico nació en Gama, ciudad sede del club que culminaría la Década Tricolor derrotando al Sao Paulo en el último partido del Campeonato Brasileño y que los relegó a la 2ª plaza en 1989. Aquel año fue un año de transición hacia la Era Telê de las 2 Copas Libertadores y 2 Copas Intercontinentales contra el Barça de Cruyff y el Milan de Capello, el año del peldaño que los haría eternos y de, curiosamente, la mudanza de Kaká a Sao Paulo, la tierra prometida.

Al año siguiente, un Kaká de 8 años se inició en el fútbol inscribiéndose en un club local, el Alphaville. Con el Alphaville participó en un torneo en el que llegó a la final y, por primera vez, a los ojos del Sao Paulo. Una simple afición se vio rápidamente estimulada por su ídolo: Rai, capitán entonces de la Selección Brasileña y del Sao Paulo, en quien se inspiró como centro campista ofensivo. El éxito en la Década Tricolor había sido notable pero el oro de la Riviera Maya no brillaba en comparación con la obra de Telê Santana. Sin embargo, “Ricky” fue muy oportuno. Cuando se apagaron las luces de Morumbi y Telê dejó el club por motivos de salud, Kaká se decidió centrar en el fútbol y firmar su primer contrato profesional con el Sao Paulo. Durante los 8 años de la Era Post-Telê ocuparon el banquillo 14 entrenadores y brillaron junto a Kaká el inmortal Rogério Ceni, Julio Baptista y Luis Fabiano.

A uno, al leer esto, se le puede atragantar tanto logro idílico consecutivo. Puede resultar demasiado ser hijo de un ingeniero civil y una maestra que mantenían un agradable estatus alejado de las favelas. O incluso, pese a la juventud, llegar a comandar el equipo de tu devoción donde ha militado tu ídolo. La utopía del bambino de oro se vio perturbada por el accidente que cambio su vida. Con 18 años, en un partido con los Juveniles del Sao Paulo, vio una tarjeta amarilla que lo inhabilitó a jugar el partido siguiente. De modo que aprovechó el fin de semana libre para visitar a sus abuelos e ir a un parque acuático con su hermano, Digao. Allí se deslizó por un tobogán y se golpeó la cabeza contra el suelo rompiéndose el cuello y fracturándose la sexta vértebra. Pese a las serias posibilidades de parálisis total, un año después, Kaká volvió a jugar y a las 2 semanas de su vuelta al verde lo llamaron para jugar con el primer equipo. A los 2 años del accidente que podría haberle dejado sin siquiera caminar, debía viajar a Japón para disputar junto a futbolistas como Ronaldo, Ronaldinho, Cafú y Roberto Carlos el Mundial de 2002, que acabarían ganando.

La total y contra pronóstico recuperación fue el extraordinario acontecimiento que marcó un antes y un después en la carrera de Kaká que, como devoto Cristiano Evangélico, interpretó el accidente como algo con un propósito. Lo entiendió como la bendición de Dios ya que después de esa trascendental experiencia volaría a Europa, donde descubriría la mejor versión de sí mismo. Desde entonces, vive marcándose objetivos con un propósito y siguiendo la filosofía de sembrar y recoger frutos.

Sembró los frutos en Sao Paulo y los recogió en Milán. Al año del Mundial de Corea y Japón, llegó al viejo continente, donde experimentó lo más dulce y lo más amargo. Donde un día tocó el cielo y al otro se vio ardiendo en el infierno. Recuerdo verlo en la televisión y vivir así los contrastes de la cúspide de su carrera. Recuerdo verlo hartarse de levantar todos los títulos posibles como rossoneri. Recuerdo verlo convertirse en el mejor jugador del mundo. Recuerdo verlo como el Rey de San Siro, como el Emperador Lombardo. Recuerdo ver como todo lo que brilló fue olvidado y teñido de negro cuando se aclaró su camiseta. Como si tras su fichaje por el Real Madrid pareciese que aún no había tocado techo, cuando en realidad eso ya había pasado. Una dolorosa caída libre desde el rascacielos más alto.


En la búsqueda de esas vistas privilegiadas cuando flotaba en las alturas o de, por lo menos, la sensación de ser importante de nuevo, volvió. Volvió dos veces. El monocromo fue un error, en los 2 encontró la gloria pero en los 3, se encontró a sí mismo. En la recta final de su carrera, en medio de su enfoque hacia nuevas experiencias y los prometedores proyectos como el Orlando City de la MLS, encontró el apeadero idóneo para volver a ser Kaká. Disfrutar nuevamente junto al mito Rogério Ceni y Luis Fabiano, combinar en el centro del campo con Ganso, gozar del talento de Souza, de los pases de Denilson y los robos de Toloi. Y comenzar el principio del fin tras enfundarse el 30 de Noviembre de 2014 la última camiseta tricolor. 


miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL CITY GANA EL DUELO POR LA SEGUNDA PLAZA

Samir Nasri pugna un balón con Toby Alderweireld

Se presentaba como un encuentro prometedor en cuanto a fútbol y competitividad. Lo cierto es que no decepcionó. Durante la primera parte se chocaron dos trenes, dos fuerzas de igual magnitud. Al compás de los primeros 45 minutos brillaron unos sublimes Wanyama y Schneiderlin, un Kun Agüero que no dejó a nadie indiferente, un amostachado Hart que se hizo dueño y señor de los balones aéreos y un Toby Alderweireld que en esta mitad saldría por la puerta grande por salvar un gol bajo palos. Sin embargo, el mismo Toby sería el detonante de lo que finalmente resultó en un 0-3 en el marcador. 

XI inicial del Southampton
Comenzando por el planteamiento de Ronald Koeman, el cual presentaba un formación novedosa en 4-3-2-1. Fraser Forster en la portería. Como de costumbre, en la defensa: Clyne, el capitán Fonte, Alderweireld y Bertrand. Como medio de contención, Morgan Schneiderlin. Victor Wanyama alternaría junto a Morgan el rol posicional del centro del campo pero actuaría con más libertad. Finalmente, en este trivote, Steven Davis como interior con llegada al área. A continuación viene la novedad. El partido de Dusan Tadic y Sadio Mané se caracterizó por centrar su zona de influencia en el campo de manera más interior. Jugar por dentro. Mientras tanto, Graziano Pellè seguía siendo el ariete referencia pero con más peso a la hora de apoyar y tocar en corto, sobretodo en la primera parte. 

XI inicial del Manchester City

"El ingeniero", Manuel Pellegrini, alineó la venerada formación 4-4-2. Joe Hart bajo palos. Zabaleta en el lateral derecho, Kompany-Mangala pareja de centrales y Clichy lateral izquierdo. El doble pivote siempre formado por Yayá Touré y alguien que le cubra las espaldas. En este caso, este fue Fernandinho. En la banda izquierda y tendiendo mucho hacia la media punta, Samir Nasri. Por la derecha, Navas. Doble delantera formada por Stevan Jovetic y Sergio "Kun" Agüero. 
 









LA PRIMERA PARTE: EL CHOQUE DE TRENES

El Southampton se vio afectado por la presión del City y veían numerosos inconvenientes a la hora tocar la pelota en corto. Esto se tradujo en transiciones muy rápidas de defensa a ataque y en barajar el balón en largo. El hecho de que Tadic y Mané actuasen por dentro facilitó al equipo basar su juego en buscar segundas jugadas durante los primeros tramos de partido. Si el balón era intransitable en corto, Forster enviaba un balón que largo que Pellè, tras retrasar su posición, peinaba hacia atrás. 

Alrededor del minuto 20 el conjunto local comenzó a superar las líneas de presión Cityzens y a mejorar la conexión de pases en corto. Esto se dio a la habilidad de Wanyama a conectar al primer toque y recortar a los rivales que le presionaban. También lo facilitó Schneiderlin apoyando y apareciendo constantemente en la salida de balón en corto. La mejora en la conexión en corto favoreció directamente a su juego. Llegaban más veces a puerta y conseguían hacerlo por dentro. En el ataque Wanyama guardaba las espaldas, Schneiderlin merodeaba el área en busca de un pase entre líneas, Davis llegada desde segunda línea y Pellè esperaba un balón que rematar acompañado en el área por Tadic o Mané. De estos dos, el que no acompañaba al italiano, se abría en banda y conectaba con Clyne o Bertrand. 



El Manchester City, a lo largo del partido, recuperó su mejor forma. A diferencia del Southampton, siempre mantuvo el juego en corto y las buenas conexiones debido al físico de su jugadores que les permitía burlar la presión Saint. Atacaban 7 jugadores: Yayá Touré, los laterales, los extremos y los delanteros. Fernandinho, al igual que Wanyama, guardaba la posición. Este tocaba el balón con el tanque costa marfileño, Touré, que como de costumbre protagonizaba imprevisibles incorporaciones al ataque. Zabaleta acompañaba a Navas en el carril derecho y Clichy disfrutaba de todo el carril izquierdo debido a los movimientos de fuera a dentro de Nasri. Este, Nasri, creaba la delantera 2+1. El francés actuaba con libertad en la zona de tres cuartos y era clave para ganar la espalda de Wanyama. Nasri era un vértice más en una delantera, que pese a no tener 9 puro, era de 10. Sin refrencia ofensiva y, al mismo tiempo, con 2. Jovetic se desenganchaba más de la demarcación de ariete mientras que el Kun Agüero, ejercía todas las funciones de un delantero. 



Las grandes embestidas Cityzens en ataque fueron frenadas en la primera parte. El Southampton mantuvo el 0-0 formando un 4-1-4-1 sin balón y llevando a cabo una presión al hombre con balón que pudo ser contraproducente. En las dos imágenes de abajo vemos dos ocasiones en las que se llevó a cabo esta presión, una del minuto 30 de juego y otra del minuto 5. En la de la izquierda se desordenan las líneas Saints. El Manchester City había robado el balón en zona de peligro y Clyne, el lateral derecho, presionaba a Jovetic, que acababa de recibir el balón. Clyne pierde su posición y Agüero le gana fácilmente la espalda. En esta jugada, el argentino estuvo a punto de abrir el marcador de no ser por la oportuna aparición de Alderweireld bajo palos comentada previamente. En la imagen de la derecha vemos como hasta 5 jugadores del Southampton presionan a Nasri cuando este recibe el balón. Esta presión colectiva al hombre con balón crea huecos. En este caso apareció Clichy por el vacío carril izquierdo. Si la presión al hombre con balón no va acompañada de basculaciones muy rápidas se crearán huecos que generarán llegadas rivales desde segunda línea muy peligrosas. 




LA SEGUNDA PARTE: LA INCLINACIÓN DE LA BALANZA

Esquemas finales

Nada más comenzar la segunda parte, el Southampton realizó su primer cambio. Al parecer, Morgan Schneiderlin tenía dificultades musculares y se retiró debido a una lesión en el aductor del muslo derecho. En su lugar entró el defensa central Maya Yoshida para colocarse junto a Fonte y dejar el medio centro posicional para Alderweireld. El belga en esa demarcación se encontró perdido y fue perjudicial tanto en defensa como en ataque. En este momento se empezaron a deshilachar las costuras Saints.
 

En ataque supuso un centro campista menos dentro del trivote. Alderweireld tiene un perfil defensivo que no le permite ayudar a Wanyama en salida de balón ni incorporarse al ataque. Esto conllevo menor elaboración del juego en corto y definiciones precipitadas de las jugadas. Este último factor también se vio influido por el significado de llevarse los 3 puntos. La presión caía sobre los hombros del Southampton, que perdió de vista su filosofía de la posesión y se encauzó en exceso hacía la portería, por lo que se volvió previsible. 


En defensa, poco tiempo tardó "el efecto Alderweireld" en el centro del campo en surtir efecto. 6 minutos exactamente. En el minuto 51 de juego el Manchester City abría el marcador con un disparo desde fuera del área de Yayá Touré, que sin marca alguno disfrutó de tiempo y espacio en su incorporación al ataque. La imagen inferior muestra una secuencia previa al gol en la cual se muestra la mala colocación de Alderweireld como medio centro posicional. Esto genera un desorden en defensa también condicionado por la oleada ofensiva del City debido a la ausencia de la figura defensiva en el centro del campo. 


El Manchester City se aprovechó de la situación de manera muy inteligente. Pellegrini fue astuto en los cambios. Quitó a Jovetic para meter a James Milner, el cual aportaría más trabajo defensivo para liberar de esta tarea a Touré y más participación en el juego. Pero, sin duda, la sustitución más acertada fue la que dejó en el banco a Nasri y a Frank Lampard en el verde. Con ella, se beneficiaron en tres aspectos: piernas frescas, superioridad en el centro del campo y cambio de esquema. 

Conscientes de la renuncia al balón Saint, sumaron a sus filas a un centro campista no tan ofensivo, pero con toque al igual que llegada al área. Gracias a eso, el Manchester City se hizo con la posesión. El tercer aspecto fue el que descosió definitivamente el partido. La entrada de Lampard supuso cambiar el 4-4-2 al 4-2-3-1. Es decir, jugar con media punta. Esto emparejó inevitablemente a Lampard y Alderweireld y, en consecuencia, el ex-blue y ganó la espalda al pobre Toby. 

Para el lamento de Saint Mary´s, esta situación fue más allá. El Manchester City jugaba con una única referencia ofensiva, Agüero, que llevaba todo el partido inquietando a la defensa Saint con su movilidad. Esta movilidad continuaba siendo efectiva: creaba huecos y, para la deleite de Pellegrini, confundía a Alderweireld. En esos huecos creados por el Kun, irrumpían sin marca Lampard y Touré, que tenía más libertad ya que Milner ayudaba en labores defensivas. Otro punto para Pellegrini. 

En el minuto 73 salió el sol en Southampton. Sin embargo, los rayos les acabaron quemando a los Saints. Shane Long robó el balón a Yayá Touré quedándose solo ante Mangala, Kompany y Hart. Fue entonces cuando Mangala derribó sin tocar el balón al irlandés e ineludiblemente, vio la tarjeta roja. Con el Manchester City con 10 jugadores, Touré se aplicó en labores defensivas y Ronald Koeman inspiro el último aliento de esperanza dando entrada a Mayuka. Con esta incorporación Tadic debía jugar de interior/media punta y había 4 delanteros en el campo. Estos 4 delanteros Saints solamente buscaban el gol hasta el punto en el que olvidaron la elaboración del juego y acabaron estorbándose entre ellos. 

Así termina un vibrante partido que ha bajado de la nube al equipo revelación de la temporada, el Southampton y ha recuperado la mejor versión del vigente campeón que sigue la estela del Chelsea en la competición aunque, para Ronald Koeman, sea "el mejor equipo de la Premier."